Cómo empezó todo

La decisión de escribir juntas surgió de pura casualidad, ambas estábamos hablando sobre el tema a través de Twitter, y después de pasarnos media mañana debatiendo sobre ello, decidimos probar y comprobar por nosotras mismas lo que era la experiencia de escribir a cuatro manos.

La primera intención fue la de escribir un relato, algo corto de unas 6.000 palabras, de ese modo, si no éramos compatibles para escribir juntas el desastre acabaría pronto. El problema es que sí éramos compatibles y la cosa se nos fue de las manos muy pronto.

Ese mismo día por la tarde hablamos de la trama, necesitábamos algo sobre lo que escribir y quedamos en que ambas le daríamos vueltas y expondríamos algunas ideas al día siguiente, pero entonces me puse a buscar entre algunas que ya tenía apuntadas para futuros libros y que no había tenido tiempo de escribir todavía, y encontré una que me pareció que nos podía servir.

Se la pasé a Clara esa misma tarde, tenía mis dudas de que llegara a gustarle, porque la trama principal giraba en torno a un robo y no a una historia romántica como ambas estábamos acostumbradas (aunque también la hay, claro, al final la cabra siempre tira al monte). Clara me contestó que le encantaba, así que en menos de una hora ya sabíamos la trama.

Aunque las dos somos escritoras de brújula casi al 100%, consideramos que en este caso necesitábamos establecer una correlación de los hechos principales para no liarnos, así que de todo lo que yo tenía apuntado que más o menos debía suceder, incluidos dos posibles finales, entre las dos escribimos una pequeña sinopsis de lo que tenían que contener los 14 primeros capítulos, del resto ya nos ocuparíamos cuando fuesen llegando.

Ahora que el libro ya está terminado puedo decir que realmente hicimos lo que nos dio la gana, de todos esos resúmenes de capítulos creo que solo respetamos los 7 primeros, puede que menos, a partir de ahí todo fue cambiando y amoldándose a lo que necesitábamos para avanzar. Incluso cuando llegamos a la parte final, descartamos las dos opciones que teníamos previstas y escribimos una tercera que no se acercaba ni de lejos a las otras.

 

El proceso

Cuando decidimos enfrentarnos al reto de escribir juntas, la primera cosa que hicimos fue buscar información sobre ello. Encontramos varios artículos de autores y autoras que lo habían hecho y explicaban el método que habían utilizado, pero después de leer unos cuantos, y sin tener claro por cuál decantarnos o cuál nos funcionaría mejor, decidimos que lo mejor era que comenzáramos a escribir y ver como se desarrollaba la cosa.

En este caso, yo escribí la primera parte del primer capítulo y después se lo pasé a Clara para que continuara si le parecía bien. Cuando me devolvió su parte me pareció perfecto, no había nada en lo que había puesto que quisiera quitar, tan solo había un detalle relacionado con la personalidad de los personajes que en mi opinión se debía cambiar, lo hablamos y las dos nos pusimos de acuerdo enseguida, así que a ese capítulo le añadí algunas cosas y lo dimos por acabado.

Que ese primer capítulo fluyera tan bien fue un alivio, porque yo ya había avisado a Clara de que soy muy exquisita escribiendo, y que ciertas cosas necesito que sean de cierta manera para que el resultado me guste, me aterraba que ella se saliera mucho de esas pautas que además la pobre desconocía (porque no se las dije hasta después de terminar el capítulo) pero para mi sorpresa, estaba muy en la línea de lo que yo tenía en la cabeza.

Con el segundo capítulo fue Clara la que escribió toda la base, yo pasé después rellenando y matizando algunas cosas y de nuevo nos encontramos con otro capítulo acabado. Así que decidimos que quizá ese era nuestro método, ella hacía la primera pasada y yo la segunda, funcionó mucho mejor todavía con el tercer capítulo, así que lo validamos como método oficial.

Creo que una de las claves principales es hablarlo todo, tanto una como la otra nos decíamos lo que opinábamos de lo que había escrito la otra, hablábamos de posibles mejoras, de porque creíamos que había algo que se debía cambiar o porque era mejor anotarlo e incluirlo en otro momento.

Yo añadía o cambiaba muchas cosas, pero todas en rojo y con un comentario explicando el motivo para que Clara pudiera saber en todo momento donde había metido mano y porque, si ella estaba de acuerdo, me devolvía el capítulo y yo lo pasaba a limpio, así ella podía dedicarse al siguiente.

Es decir, nuestro método por fases resumidas queda así:

  1. Clara escribe el capítulo y me lo envía.
  2. Yo le añado y cambio algunas cosas (a esto lo llamábamos pasar con el rojo) y entonces se lo envío a ella para que me dé o no su aprobación.
  3. Clara me lo devuelve y yo lo paso a limpio dejándolo listo para ser beteado por terceras personas.

La única excepción a esto que hicimos, fueron creo que cuatro capítulos que escribí yo porque conocía mejor los detalles del tema en cuestión que se trataba, y el método fue el mismo, pero al revés.

No sé cómo ha sido de complicada esta experiencia para otros autores, imagino que habrá de todo, pero a nosotras nos resultó sorprendentemente fácil, por no hablar de que además íbamos a un ritmo muy rápido, salíamos a capítulo por día (y no eran capítulos cortos precisamente). Creo que esta fue otra de las claves para que nuestro objetivo funcionara, en mi caso, si tengo la idea clara saco tiempo de debajo de las piedras y suelo escribir la historia muy rápido, quizá si me hubiese tropezado con alguien que no podía seguir ese ritmo me hubiese agobiado y eso me habría paralizado, pero Clara no tenía ningún problema con ese ritmo, de hecho, yo no se lo marqué en ningún momento, simplemente pasó así, ella me pasaba el capítulo a media tarde y yo se lo devolvía por la noche.

La prueba es que la primera vez que hablamos sobre esto fue el 25 de septiembre por la mañana, la palabra FIN la escribimos el 20 de octubre, eso sí, después nos quedaron las revisiones y los beteos. Además de la portada y la sinopsis.

 

Cómo intercambiamos la información

La primera opción fue abrir una cuenta conjunta y subir la información a Drive, no la usamos nunca, al final todo fue a través de correos y mensajes por Twitter.

 

Problemas que tuvimos durante el proceso

Obviamente no todo iba a ser perfecto, pero tampoco pasó nada grave, de hecho, solo tuvimos un problema que nos volvió un poco locas y que fue consecuencia de ser las dos de brújula (y también algo despistadas). Entre todas esas cosas que íbamos decidiendo cambiar, yo las apuntaba por mi lado y Clara por el suyo, algo que nos fue funcionando hasta que en algún momento hacia la mitad del libro, nos liamos con la numeración de los capítulos y Clara escribió uno que a mí no me cuadraba con la información que yo tenía. Fue bastante lioso porque el capítulo era muy bueno y no queríamos cargárnoslo, pero eso nos obligaba a escribir otros dos que sucedían antes y para los que tuvimos que adaptar muchas cosas en base a ese para que no nos descuadrara nada.

A partir de ahí, aprendimos de la experiencia y cada vez que se hacía un cambio en la trama, yo lo apuntaba y se lo enviaba a Clara para que las dos trabajásemos siempre con la misma información.

 

La experiencia de escribir con Clara

Lo que el primer día me dejó con la boca abierta fue su capacidad para buscar información, hablábamos de algo que necesitábamos y un par de horas más tarde me enviaba un correo con un montón de información detallada y contrastada.

Otra cosa que me sorprendió gratamente fue su facilidad para amoldarse, el tipo de historia pedía unos personajes bastante diferentes a los que ella estaba acostumbrada y no tuvo ningún problema para adaptarse al nuevo registro. De hecho, hay un personaje en concreto, que de la manera que yo lo tenía pensado iba a tener un protagonismo bastante limitado, pero Clara lo perfiló de un modo tan interesante que en cuanto lo leí, le dije que teníamos que explotarlo y darle más protagonismo (ventajas de ser las dos de brújula).

También tengo que agradecerle mucho su paciencia, yo he sido la más toca pelotas de las dos, marcando algunas pautas, dándole la brasa a diario con preguntas que ella respondía con rapidez e infinidad de cosas más.

Con ella he aprendido a enfocar las cosas con un punto de vista diferente, o quizá más amplio, y a no usar solo lo que está en mi cabeza, hay muchas otras fuentes.

Mónica Benítez

 

La experiencia de escribir con Mónica

Ha sido mi primera experiencia escribiendo a cuatro manos y tengo que decir que al empezar tenía algunas dudas. Reconozco que me parecía muy complicado encontrar un método que funcionase siendo las dos escritoras brújula, porque pronto nos iríamos en direcciones muy diferentes. Lo que más me animó fue que desde el principio hemos tenido muy claro que si no funcionaba, nos deteníamos y no pasaba nada, tan amigas.

Mónica me avisó de antemano de que era “muy exquisita” escribiendo, pero lo cierto es que ya desde el primer capítulo todo el proceso de escritura fluyó de manera casi natural entre las dos y a partir del tercero encontramos un ritmo muy bueno. Mientras escribíamos iban surgiendo ideas que no estaban planificadas pero que eran buenas y luego había que buscarles una continuación, lo que contribuyó a hacer el proceso más divertido y a mejorar el resultado final.

La mayor dificultad ha sido lo ya comentado de los personajes. Yo había terminado de escribir la segunda parte de mi libro “Laura” esa misma semana y todavía tenía a un personaje tímido e inseguro metido en la cabeza, mientras que este libro requería dos personajes femeninos con mucha fuerza. La ventaja de escribir a cuatro manos fue que Mónica se dio cuenta nada más recibir mi parte del primer capítulo y lo corregimos sobre la marcha, mientras que escribiendo sola no habría visto el fallo hasta tener el libro más avanzado.

Mónica me sorprendió por su creatividad, es una fuente inagotable de ideas. Poder discutir esas ideas mientras escribes, en mi opinión, le da mayor profundidad a la trama. También su atención a todos los detalles y su capacidad de trabajo, ver avanzar el libro tan rápido sin duda fue un gran aliciente a la hora de escribir, al final teníamos un libro completo en menos de un mes.

Para quien esté pensando en escribir algo a cuatro manos, le recomendaría que lo intente. En mi opinión, ya en la primera semana se sabe si el proceso de escritura fluye o si se encuentran fricciones, así que no se pierde nada por intentarlo. Eso sí, afrontarlo con la mente abierta ayuda mucho a conseguir un buen resultado.

Clara Ann Simons

 

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